Ascendió a 31 el número de muertos en la provincia de Ituri, en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC), producto a los ataques armados perpetrados este fin de semana, informaron fuentes oficiales mientras organizaciones humanitarias elevan los decesos a 39.

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El líder de la localidad de Panduru, Arnold Lokwa, afirmó que “los atacantes, tras asaltar aldeas del territorio de Mahagi, mataron a civiles, robaron ganado y prendieron fuego a numerosas residencias”.

Según reportan medios de prensa locales, la milicia comunitaria Codeco (Cooperativa para el Desarrollo del Congo) es la responsable de realizar estos actos violentos la madrugada del sábado contra cinco aldeas en el territorio de Mahagi.

La milicia comunitaria dice proteger a la tribu lendu contra la tribu hema.

Lokwa señaló que se continúa la búsqueda por lo que el número de víctimas aún podría aumentar. Al mismo tiempo, que denunció «una masacre selectiva».

Por otra parte, una fuente humanitaria indicó: “Ya hemos recogido 39 cuerpos”. «La mayoría de las víctimas son mujeres» y al menos tres niños pequeños están entre los muertos, dijo la fuente. Según ella, las 39 víctimas fueron encontradas en tres aldeas, siendo imposible el acceso a las otras dos por razones de seguridad.

Las provincias de Ituri y Kivu del Norte sufren de un estado de asedio desde hace tres décadas. No obstante, se ha incrementado el terror en esta última debido al resurgimiento de la rebelión del M23 («Movimiento 23 de Marzo»), que ha dejado cientos de muertos, heridos y desplazados.

Debido a esta situación, las autoridades congoleñas acusaron en reiteradas ocasiones al Gobierno de Ruanda de apoyar a dicho ente armado, con el propósito de acaparar las vastas riquezas minerales del este de este territorio. Sin embargo, las acusaciones fueron rechazadas por el Ejecutivo de Kigali.

También el sábado en el este de la RDC, en la vecina provincia de Kivu del Norte, los rebeldes ADF (Fuerzas Democráticas Aliadas), afiliados al grupo terrorista Estado Islámico (EI), están acusados ​​de haber matado al menos a nueve personas en la aldea de Nguli, en territorio de Lubero. 

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